viernes, 12 de octubre de 2007

Derechos Humanos Derechos Sexuales

Manuel Velandia Mora
Derechos Humanos Derechos Sexuales, Versión revisada 1998
Texto preparatorio para el libro "Y si el cuerpo grita, dejemonos de maricadas"

“ La pericia y la ética deben ir de la mano
La ética sin pericia es desafortunada;
la pericia sin ética, ciega”
Hans-Martin Sass

La diferencia es suficientemente sutil para pasar desapercibida
M.A.V.M.

La gran diversidad de los seres que habitamos el mundo es tan enorme que aún ahora no se han podido clasificar los millones de especies que lo conforman: animales, vegetales, zoo-vegetales y la humana. Cada especie es un conjunto de sujetos muy parecidos en sus formas, en sus estilos de vida y en sus maneras de sobrevivir; sin embargo, por más parecido que se tenga, cada ser es único, irrepetible y evoluciona de una manera diferente, no existen pues dos seres iguales, en la especie humana, además de lo anterior, cada ser, ha nacido en condiciones diferentes a l@s demás, en un espacio, tiempo, lugar, cultura, sociedad particular, cada un@ ha recorrido un camino diferente que le hace pensar y actuar de manera distinta a l@s otr@s.

Las diferencias, parecen ser entonces el principio de la vida, pues la vida sólo puede perpetuarse gracias a la diversidad que hace las diferencias entre los seres. La extinción de una especie afecta a todas las otras, la eliminación de un(-a) ser human@ es la negación de lo diverso y la muerte de los nacimientos.
Vivir es existir; existo y actúo desde mis condiciones y formas particulares de ver el mundo. A pesar de que éste principio parece ser muy claro, a los seres humanos a veces se nos olvida lo importante que es vivir, existir, dejar vivir y dejar existir: impedimos la existencia y la vida cuando no permitimos a l@s demás pensar y actuar de la forma como quieren hacerlo, es decir de una forma diferente a la nuestra. Algun@s seres human@s han llegado a considerar que su manera de contemplar la realidad, que es una visión únicamente suya, por tanto particular, es el “deber ser” del actuar de las personas que las rodean, del grupo en el que están inmersas, e incluso, de la sociedad en general.

El frágil hilo de la vida y la existencia se entreteje desde la convivencia y el reconocimiento de las necesidades vitales de los seres. Todo aquello que sea imprescindible para la vida es un DERECHO. Para garantizar su ejercicio y respeto, a lo largo de la historia se han tenido que determinar cuáles son esas necesidades básicas, para que l@s seres human@s puedan vivir de una manera digna.

Pero, ¿Qué significa ser human@? Según Humberto Maturana, “...los seres humanos, somos seres culturales, no biológicos, aunque seamos biológicamente homo sapiens sapiens. En su opinión,"... lo humano surge en la historia evolutiva de los primates bípedos a los que pertenecemos, con el lenguaje. Cuando esto ocurre, el vivir en el lenguaje se hace parte del fenotipo ontogénico que define a nuestro linaje como linaje cultural, y en torno a cuya conservación se dan todas las variaciones estructurales que llevan al ser biológico homo sapiens sapiens. Pero en esta historia, el lenguaje y el "lenguajear" permanecen siempre como rasgos fenotípicos que se establecen de novo en cada individuo en el ámbito de su vivir cultural...”.
A ésto agrega que “...las culturas son redes de conversaciones, modos de vivir en el entrelazamiento del "lenguajear" y emocionar, y que el ser cultural implica el vivir en una tal red de conversaciones. En consecuencia, al decir que el ser humano es un ser cultural, lo que dice es que lo humano surge en la culturización del homo sapiens sapiens, no antes...”.
En otras palabras, dice que somos “...concebidos homo sapiens sapiens no humanos, y que nos hacemos humanos en el vivir humano aunque nuestra biología de homo sapiens sapiens sea el resultado de nuestra deriva filogénica cultural humana.
¿Cuándo ocurre esto?...” Maturana piensa que “...la humanización del embrión o el feto, no es un fenómeno que tenga lugar como parte de su desarrollo, sino que surge como parte de la vida de relación cultural de éste... La culturización y, por lo tanto, la humanización del homo sapiens sapiens en desarrollo, empieza cuando el embarazo comienza a ser un estado deseado por la madre, y ésta se desdobla en su sentir y reflexión, dando origen en su vientre a un ser que tiene un nombre y un futuro. Esto no ocurre en un momento fijo; no es un fenómeno fisiológico aunque afecte de manera total las fisiologías de la madre y del embrión o feto; es un fenómeno psíquico, esto es, de la vida de relación. Si hay un aborto antes de este momento desaparece un ser vivo, un embrión pero no un ser humano...”.

Entendiendo qué un(-a) ser es human@ y que como tal sujeto de derechos, entonces se pueden denominar a éstos y para aquell@s como DERECHOS de HUMAN@S. Como los derechos son la base de las leyes, varias organizaciones internacionales los incluyen en sus normas, y las constituciones de los países están fundamentadas en éstos.

Los Derechos Humanos son principios internacionalmente reconocidos. Están establecidos en la Declaración Universal e Internacional de los tratados con respecto a los Derechos Humanos. Estos Derechos son universales e indivisibles, como lo afirma la Conferencia Mundial de Viena sobre el mismo tema.

La declaración de derechos determina especificas obligaciones para el Estado; en cuanto a la protección y salvaguarda, define la calidad de vida óptima para sus ciudadan@s.

Frecuentemente, se realiza la discusión acerca de Derechos Humanos teniendo en cuenta un marco teórico sustentado por razonamientos éticos. Los intentos ante este tipo de raciocinio brindan lineamientos para conductas éticas, para aplicar teorías, principios y reglas a una situación específica y en este caso que contemplaremos, para la sexualidad. Existen múltiples orientaciones sobre este enfoque; por ejemplo, las orientaciones feministas dirigen los principios éticos a través de su potencial para promover el interés de la mujer ante la autodeterminación, así como también, ante las perspectivas y experiencias de las mismas.

Tradicionalmente, se utilizan cuatro principios en la revisión ética de situaciones relacionadas con sexualidad: El Principio de Autonomía[1] (respeto por el/la ser human@); El Principio de Beneficencia (la intervención debería ser útil); El Principio de No-Vulnerabilidad (la intervención NO debería afectar negativamente); El Principio de Justicia (igualdad en la oportunidad).

La aplicación localmente acertada de la teoría, principios y reglas éticas requieren de un proceso que permita una más amplia discusión de diversidad de intereses. Los dilemas éticos no son estéticos; por lo tanto, soluciones intensas y debates interactivos, son inherentes al proceso de resolución de conflictos.

El respeto hacia los Derechos Humanos es pre-condición necesaria para el apoyo, acompañamiento, asesoría, consejería y terapia sexual y la no-discriminación de las personas en el amplio espectro de la diversidad sexual en general y de las minorías sexuales en especial. La expresión abierta, la comunicación y la participación activa de l@s profesionales de la sexualidad y de la comunidad de quienes son l@s usuari@s de sus servicios son necesarias para la aplicación de políticas, estrategias y programas exitosos.

El desarrollo de una fuerte respuesta basada en la comunidad y sus necesidades, es esencial para la efectiva atención y cuidado. En situaciones donde los derechos son constreñidos, el potencial para una efectiva respuesta basada en las necesidades de l@s usuari@s será notablemente disminuida.

Temas concernientes al poder y la vulnerabilidad deben ser manejados, identificando las diversas creencias, valores culturales, actitudes, conocimientos y prácticas; pues ubicadas las conductas, factores y cofactores de riesgo se disminuye como resultado la vulnerabilidad de las personas.

La vulnerabilidad social y económica contribuye a la expansión de la falta de oportunidades para resolver los conflictos sexuales particulares. Los Derechos Humanos de los grupos marginados o subordinados, como las mujeres, l@s indígenas, trabajadoræs sexuales, minorías sexuales e indigentes deben ser respetad@s, si se quiere tener éxito en los programas acerca de su sexualidad.

El Estado colombiano reconoce sin discriminación alguna, la primacía de los Derechos inalienables de la persona[2],[3].

Para la Corte Constitucional en Colombia, hablando de bienes jurídicos, el corazón de la democracia es el respeto de los derechos de las personas. El fin último y fundamento mismo de la organización política democrática es la dignidad humana, la cual solamente puede ser garantizada mediante la efectiva protección de los Derechos Fundamentales.

Algunas características de los Derechos Humanos
Son Preexistentes, por que los derechos de la persona humana son anteriores y superiores a toda forma de organización política (aparición del Estado) y prevalecen frente a cualquier norma positiva con la cual se pretenda desconocerlos; son Inalienables, por que no se pueden enajenar, ceder o transferir; son Inherentes, por que constituyen un modo de ser intrínseco al sujeto; son Esenciales, por que son aquello por lo cual un ser es lo que es.

Todos los Derechos Humanos son: Universales, Indivisibles e Interdependientes[4]. Son los que corresponden al(-a) ser human@ en cuanto tal; es decir, como poseedor(-a) de una identidad inimitable caracterizada por su racionalidad, que le permite ejercitar sus deseos y apetencias libremente, de ahí que se le reconozca una dignidad -la dignidad humana- que l@ coloca en situación de superior(-a) en el universo social en que se desenvuelve y por éllo es acreedor(-a) de derechos que le permiten desarrollar su personalidad humana, y sin los cuales ésta se vería discriminada, enervada y aún suprimida.

Se consideran Derechos Fundamentales los Derechos a: La Vida, Libertad de Expresión y Conciencia, Intimidad, Libre Desarrollo de la Personalidad, Igualdad, Información, Libertad de Culto, Circular Libremente, Buen Nombre, la Paz, Trabajo, la Elección Profesional, Libertad de Enseñanza y Cátedra, Asociación, Debido Proceso y Reunión, entre otros.

¿Cómo se determinan los Derechos Fundamentales? No sólo por la mención expresa que de éllos haga la Constitución Política, sino también para la realización de los principios y valores consagrados en élla, y además, por la conexión que tienen con otros Derechos Fundamentales expresamente consagrados. Tal es el caso, por ejemplo, del Medio Ambiente y la Salud frente al Derecho a la Vida.

¿Cuándo se vulnera o amenaza un Derecho? La vulneración lleva implícito el concepto de daño o perjuicio. Se vulnera un Derecho cuando el bien jurídico que constituye su objeto es lesionado. Se amenaza un Derecho cuando ese mismo bien jurídico que constituye su objeto está próximo a ser lesionado.

Luchar por sus derechos parece ser únicamente interés de quienes hacen parte de una minoría; pues para quienes están o se ubican al “otro lado de la línea” asumirse desde su visión como “dueñ@s” del poder les hace creer que su análisis de la realidad es el correcto y que quienes no lo aceptan, necesariamente están al margen.
Iris Marion Young nos dice al respecto: "...Los privilegios sociales y económicos suponen entre otras cosas, que los grupos que gozan de éllos, se comportan como si tuvieran derecho a hablar y a ser escuchados, que los demás los tratan como si tuvieran ese derecho y por ultimo que disponen de los recursos materiales, personales y organizativos que les permiten hablar y ser escuchados en público. Los privilegiados no suelen ser proclives a proteger los intereses de las personas y grupos oprimidos, en parte, porque su posición social impide que entiendan dichos intereses, y en parte también, porque su privilegio depende hasta cieno punto de la opresión continuada de los demás. Por lo tanto, una razón básica para contar con representación explícita de los grupos oprimidos en las discusiones y en la toma de decisiones es socavar la opresión"[5].

Según Martha López Castaño, Directora del Instituto de Derechos Humanos Guillermo Cano "...Son precisamente las mujeres quienes han puesto en cuestión este modo de individuación, quimera de la democracia moderna, porque al erigir esa identidad neutra, universal y masculina, se borran no solamente las diferencias individuales, sino también grupales. Los grupos minoritarios que pugnan por el reconocimiento social, los grupos étnicos, aquellos donde está en juego su opción sexual, los grupos excluidos como las mujeres, los homosexuales, jovenes, niños y niñas... no son meros conglomerados humanos, son de hecho modos de individuación a la búsqueda de una identidad propia...".
La oficialidad en el ejercicio de la sexualidad es la heterosexualidad, el sexo predominante son los hombres y el género la masculinidad; por tanto, cualquier persona que no sea de dicho sexo, género u orientación sexual será considerad@ marginal. Este pensamiento también hace parte del de quienes se piensan a sí mism@s al margen, y es aún más demarcado en quienes son ubicad@s mucho más al margen, como es el caso de las minorías sexuales.

El respeto por los Derechos Humanos y los Derechos Sexuales, conlleva el interés por que todo acercamiento a la sexualidad de una persona o al análisis de ésta, se fundamente en unos principios éticos desde los cuales se asume que todos l@s seres, por el hecho de ser human@s, poseen derechos que le son inherentes y que su actuar se fundamenta en dichos principios.

Explicar la ética, para el trabajo de quien lo hace en el tema de la sexualidad implica pues, entender que l@s human@s como tales somos sujetos de derechos y deberes que facilitan el interactuar social, estos derechos, los derechos de human@s y su aplicación al tema de la sexualidad, de ahí el interés del autor en dar una explicación a los derechos de l@s human@s como derechos sexuales.
Aun cuando el análisis aquí expuesto corresponde a la sexualidad en general, los ejemplos tienden en su mayoría a estar referenciados a la homosexualidad y el lesbianismo, más que a otras orientaciones sexuales; dicho planteamiento se fundamenta en que el autor es explícitamente un hombre homosexual, quien considera que es a las minorías sexuales a quienes más se les vulnera en el tratamiento del tema de la sexualidad y por que plantearlo así ayudaría a conocer y disminuir el estigma y la discriminación.

Sexualidad y Poder

En los campos de concentración en Alemania murieron varios millones de mujeres y hombres. A tod@s se læs marcaba con un número de serie, pero a l@s objetores de conciencia[6] los marcaban con un triángulo de color; el triángulo con el que señalaban a los hombres homosexuales era rosado y más grande que los otros, el de las mujeres lesbianas era de color negro. Los homosexuales estaban sometidos a castigos adicionales: La pena del silencio y la separación de las personas de las otras orientaciones sexuales; no podían estar a menos de cinco metros de distancia de las otras barracas ni hablar con sus congéneres.

En Colombia desde 1986 hasta 1991 se registraron más de ochocientos asesinatos de hombres homosexuales, trabajadores sexuales y travestis, su único delito fue pertenecer a una minoría sexual; sin embargo, como los asesinados no nos son cercanos, esas amenazas que muchas veces son muertes, parecen no afectarnos: Son parte de un problema en el que creemos no estar involucrados, probablemente por que los duelos que por éllos se hacen no son los nuestros.

Más de 30.000 mujeres en Bosnia-Herzegovina fueron abusadas sexualmente al interior de los conflictos armados, incluso algunas de ellas eran miembros de comunidades religiosas católicas. En Santafé de Bogotá, Colombia, mujeres vinculadas a prostitución y trabajadoras sexuales fueron sangradas para realizarles pruebas diagnósticas de ELISA para HIV, se les entregaron diagnósticos falsos e incluso fueron "vacunadas contra el sida".

Diversidad y Minorías

Una minoría sexual es un grupo de personas, hombres y/o mujeres que por sus actitudes, comportamientos o prácticas asumen conductas que de alguna forma los hacen diferentes a otras personas en la comunidad.
Se puede ser minoría por múltiples razones; por ejemplo: Por razón del(-a) sujeto-objeto de la genitalidad, por el(-a) sujeto-objeto de los afectos, por sus características corporales, porque las prácticas sexuales o genitales se asumen como actividad laboral y fuente principal de la economía, por los elementos con los cuales se logra el placer, por las situaciones en las cuales tanto las víctimas como l@s victimari@s y otr@s obtienen placer. De igual manera se consideran minorías sexuales a amplios grupos de personas como lo son las lesbianas, los homosexuales y l@s bisexuales, y a grupos de personas por cuestiones de género, por usar vestimentas o accesorios considerados propios del otro género, por pertenecer a un género específico como sucede con las mujeres.

Los anteriores ejemplos son únicamente una mínima parte de las razones que se considera, que hacen diversa sexualmente a una persona; pero cuando dicha actividad sexual no es una actitud asumida como “normal, “correcta” ó “natural” por la mayoría social, entonces, la persona es hecha y se hace parte, de una de las minorías sexuales. En nuestra comunidad se encuentra un vasto grupo de personas que por sus vivencias particulares han determinado que l@s otr@s, quienes vivencian experiencias diferentes a las suyas, son minorías. Frente a este extenso panorama se podría afirmar que las minorías sexuales son por su espectro una amplia mayoría.

Las razones de la auto-discriminación y posterior ghettización de quienes se han hecho parte de una minoría son múltiples, a saber: Falta de conciencia de sí mism@s, no-reconocimiento de la diferencia y de la identidad de las demás personas; si fuéramos conscientes de que cada un@ de nosotr@s es únic@, irrepetible, evolutiv@, dinámic@, trascendente; podríamos entonces comprender y asimilar que necesariamente cada persona es en sí y por sí misma.
Por sus características ontológicas, cada ser human@ tiene un desarrollo particular y una historia que l@ diferencia cada vez más de l@s otr@s seres. Cada hombre y mujer tiene el Derecho Fundamental al Libre Desarrollo de su Personalidad; es decir, a construirse un universo desde el cual, el ejercicio de su sexualidad le implica al mismo tiempo, un particular desempeño de su afecto, genitalidad y erotismo. Esta particularidad y unicidad nos hace plenamente divers@s: La diversidad sexual es tan amplia como somos l@s human@s; de ahí que seamos únic@s en lo esencial pero divers@s en lo existencial.

La conciencia de sí mism@ sólo es posible desde el reconocimiento de la propia esencia. Ésta conlleva en sí la identidad. Dicha conciencia posibilita el reconocimiento del(-a) otr@. Las situaciones particulares asumidas como diferentes a las de l@s demás, tienden a esconderse para no ser identificad@s socialmente como marginales o considerad@s parte de una minoría sexual.

La alternativa implantada desde los Códigos de Policía y por autodeterminación de algun@s representantes de la autoridad para corregir a aquell@s quienes viven su sexualidad al margen del patrón socialmente aceptado, parece ser la «limpieza social». Esta «limpieza» implica ejercer permanentemente y como respuesta a los propios temores la violencia contra aquell@s individuos que asumen «conductas inmorales». La violencia conlleva el chantaje, la agresión física y verbal, el pago de “peajes” o a la policía, el aislamiento social bajo la forma del encierro en una comisaría, la violencia sexual e inclusive la muerte.

Amnistía Internacional, Human Rights y otras ONG que trabajan en derechos humanos en diferentes partes del mundo, han recogido en sus informes anuales denuncias de asesinatos de homosexuales en Colombia, por parte de organizaciones paramilitares –e inclusive militares- de “limpieza social”. Amnistía Internacional publicó un libro destinado a denunciar las violaciones de Derechos Humanos motivadas por la orientación sexual de l@s afectad@s[7].
En la obra se dan a conocer dramáticos hechos acaecidos en diversas partes del mundo, cuyo rasgo común es el de tener como víctimas a miembros de población homosexual. En el capítulo dedicado a Colombia, Amnistía Internacional, manifiesta que en nuestro país: “...Los Escuadrones de la Muerte matan a diario a: Gays –homosexuales- y a travestidos; pues las autoridades fomentan la grotescamente denominada Limpieza Social...” (Texto Original)

Debido a los posibles efectos de duelos familiares y sociales, así como individuales, muy especialmente l@s menores y algun@s adult@s se encuentran ante el dilema de necesitar apoyo en la construcción de su identidad y no buscarlo en la familia, razón por la que se ven obligad@s a negar las crisis y aquellas situaciones que las producen, ante las cuales se sienten imposibilitad@s para obtener respuestas, situación que igualmente les sucede en la escuela y en las iglesias.

Las personas no plantean sus inquietudes y temores por que temen a la violencia de la que pudieran llegar a ser víctimas por parte de sus familiares, compañer@s en los planteles educativos, e incluso docentes y otr@s profesionales entre quienes están l@s de la psicología y servidoræs de las diversas iglesias. Esta situación motiva en las personas el rompimiento con sus creencias religiosas e incluso con sus iglesias; con padres, madres y familia en general; aislamiento social y deserción escolar, que l@s lleva incluso a convertirse en habitantes de la calle.

Sexualidad y Salud

Otras situaciones referentes a la sexualidad y la salud, también justifican socialmente que quienes las vivencian sean asumid@s como marginales y minoritari@s; por ejemplo, las enfermedades de transmisión sexual y en especial el sida[8], que desde su primera definición en Occidente fue entendida como una enfermedad marginal al ser denominada GRID[9] (Inmunodeficiencia Relacionada con los Gay). Uniendo de paso dos temas controversiales: Homosexualidad y Muerte.

Los efectos del desarrollo e implantación de los discursos preventivos y su utilización en los programas influyen hasta el punto, como lo afirma Jonathan Mann, de “...Lograr cambiar las formas de relacionamiento social...”, e incluso, motivar la implementación de mecanismos de "control social" como discriminación, estigma y otras formas de perjuicio, como también, histeria, “cacería de brujas” individuales o colectivas, que son producto de una deficiente “anticipación social al riesgo”[10]. Situación que este mismo autor siendo funcionario de la Organización Mundial de la Salud denominó como la “tercera epidemia del sida”.

Dicha discriminación motivó el desarrollo de una propuesta teórica que buscaba defender los derechos de las personas afectadas por el HIV/sida, promulgada en junio de 1989 durante la VI Conferencia Mundial de sida y conocida como Manifiesto de Montreal. Colombia fue uno de los primeros países en el mundo que retomó dicho manifiesto en su Decreto 559 de 1991, siendo también el primero en revisar su legislación sobre sida; resultados que se oficializaron en el Decreto 1543 de junio 12 de 1997. El discurso sobre el sida ha consolidado también los de la diversidad sexual y las minorías sexuales, y reforzado los de los Derechos Humanos y Sexuales, la ecología, el género -inclusive en su versión masculina- y la homosexualidad.

La Tolerancia

Respeto por la Diferencia y la Diversidad

Sentirse únic@ y poseedor(a) de la verdad: Asumir que somos l@s únic@s en el planeta y que tenemos la respuesta adecuada, la conducta apta, la opción correcta, el comportamiento esperado, las prácticas acertadas, nos hace creer que somos l@s poseedores de la verdad; también nos permite olvidar que la verdad no es única, que es relativa y que incluso es probabilística, y sobre todo, no nos permite elaborar los duelos de adecuación a los estilos de vida asumidos por las personas que amamos.

El intolerante cree tener la "verdad". Toda "verdad" diferente a la suya debe ser eliminada; incluso, llega al extremo de deshacerse de la fuente de esa otra "verdad" que no tolera. Según el Ex-Defensor del Pueblo, Jaime Córdoba Triviño: "...El intolerante no cree ni en el diálogo ni en el pluralismo, pues uno y otro son para él transigencia y debilidad..." [11].

Uno de los peligros de entender y explicar la realidad desde la visión como miembros de una minoría sexual es hacerse intolerantes ante otras formas de contemplar la realidad, al formular interrogantes para l@s otr@s pero no permitirse hacerlos para sí mism@. Desde esta perspectiva la lucha política por la reivindicación de los derechos minoritarios se transforma en una acción auto-excluyente en las acciones por los derechos colectivos, marcando de paso la marginalidad y exigiendo incluso una mayor ghettización, tal vez en éllo radica el temor a hacerse participe de actividades en las que se trabaja conjuntamente con personas de la diversidad sexual con otras orientaciones sexuales. Recientemente surgieron en el panorama político nacional una serie de candidat@s que se han asumido a sí mism@s como representantes de minorías homosexuales y de las trabajadoras sexuales; dichas personas han olvidado que los derechos sexuales y diversificadores (mas no reproductivos, por que no somos clones de nuestros padres y madres) conciernen a todos los seres humanos y no únicamente a aquell@s que como éll@s se han puesto o han sido puest@s al margen.

La Intolerancia nace de la Ignorancia.

La adhesión a los propios valores: Cada un@ de nosotr@s ha estado inmers@ en un proceso económico, ecológico y bio-psico-social, concretado en la familia, la escuela, la iglesia, la comunidad y la cultura, desde el cual se ha conformado una serie de valores para el interactuar y desarrollar su particular modelo de vida.

Reconocer que cada persona tiene su propio esquema de valores y que éstos entran en contradicción, crea en el individuo una serie de tensiones entre la posibilidad de seguir adherido a los suyos y aceptar los del(-a) otr@. El esquema particular de valores lleva a expresar opiniones particulares y a vivenciar prácticas en este mismo sentido; sin embargo, el miedo a que la otra persona actúe desde sus propios valores está signado por el temor a la posible desestabilización que particularmente les puede conllevar lo desconocido, lo nuevo. Los valores éticos y morales están directamente influenciados por el pensamiento religioso y la cultura. En general las diferentes confesiones no tienen una postura clara sobre los valores pertinentes a la sexualidad, situación que puede denotarse en la inexistencia en Colombia de una pastoral para las minorías sexuales, para aquéll@s que parecen ser "las otras ovejas".

El actuar cotidiano de las minorías sexuales usualmente logra que se genere en algunas personas mayor contradicción de la que logran generar en la escala de valores otros modelos de comportamiento social. El actuar pertinente a la afectividad, y sobre todo al erotismo y la genitalidad de l@s otr@s seres human@s, provoca en cada persona una reflexión sobre su propio comportamiento. Cuando éste, y las actitudes, conocimientos y prácticas parecen no ser muy sólidos, los individuos tienen el temor de ser vulnerad@s, pero sobre todo, de cambiar su opción y hacerse víctimas del proceso de marginación e intolerancia, desde el cuál éll@s mismas se han comunicado o incomunicado con esos seres puestos al margen, frente a l@s cuales son victimari@s.

La tolerancia en general es mal interpretada. Se entiende como un "tener que aceptar todo lo que l@s otr@s hagan", incluso, cuando este actuar vulnera los derechos individuales. Pero ésta exige una comprensión del(-a) otr@, y no tener que aceptar que éstæ trascienda los límites individuales. Comprender implica posibilitar el desarrollo de los demás seres, aunque este proceso no puede entorpecer ni negar el propio.

Para algun@s, tolerar parece significar "ignorar", ser indiferente a la expresión del(-a) otr@; sin embargo, cuando éstæ nos es indiferente, no estamos siendo tolerantes, sino que l@s estamos negando. Quien niega a su congénere asume que esta persona no existe. Para poder ser tolerante con alguien, es preciso brindarle un espacio en el que el(la) otr@ surja como legítim@ en sí mism@. Si la persona no es reconocida, esto implicaría la negación de su existencia, y por tanto, sería un acto de intolerancia.

Cuando somos intolerantes, nos atrevemos a cuestionar las opciones particulares de l@s otr@s, en especial a las personas diversas sexualmente que son minoría. En general, estos interrogantes son a su vez dudas, temores, inconsistencias en la dinámica individual de quien indaga. Las preguntas que el autor expone a continuación, son algunas de las muchas preguntas que personas en la comunidad e inclusive, especialistas en sexualidad, formulan permanentemente a quienes hacen parte de una minoría sexual, tratando de obtener respuestas a los conflictos que les crean aquellas situaciones, para las cuales no las tienen. Preguntarse sobre las razones que inducen el cuestionamiento y permitirse responder a esos mismos cuestionamientos, permite ante todo, la posibilidad de comprender, entender, asumir y ser más tolerante con l@s otr@s.

Algunos interrogantes acerca de su opción sex-cuál:

¿Es su padre ó su madre responsable de su opción sexual?
¿Qué cree Usted que generó su opción sexual?
¿Cuándo y cómo decidió su opción sexual?
¿Es consciente de su opción sexual?
¿Cree que el rechazo a otras opciones sexuales l@ llevó a determinar la suya?
¿Sería que todo lo que Usted necesitara para cambiar su opción sexual, es un(a) buen(a) amante con una opción sexual diferente a la suya?
¿Considera que un fracaso en un intento sexual l@ llevó a determinar la suya?
¿Considera que personas con una opción sexual diferente siempre estarán dispuest@s a seducirl@?
¿Cree que su opción sexual l@ lleva a hacer de su vida un espectáculo público?
¿Ha consultado a un(a) terapeuta a causa de su opción sexual?
¿Considera que l@s menores deberían tener maestros con su misma opción sexual?
¿Permitiría que alguien a quien usted ama sostuviera relaciones con otra persona cuya opción sexual sea diferente a la suya?
¿Deberían haber leyes especiales para quienes no tengan su misma opción sexual?
La persona que tiene una opción sexual distinta a la suya, debería ser separad@ de la sociedad?
¿En qué se diferencia Usted de aquéll@s que tienen una opción sexual igual a la suya?
¿En qué se diferencia Usted de aquéll@s que tienen una opción sexual diversa a la suya?
¿Usted cree que vale la pena hacerse todos éstos interrogantes acerca de su opción sexual?. A la de otr@s?. Para qué le sirve?

Los Derechos Humanos y Sexuales.

1. Al Reconocimiento y Aceptación de Sí Mism@ como Hombre o como Mujer y como Seres Sexuados.

El Psicólogo Carl Rogers, cuando habla de la persona que funciona plenamente, plantea que “Una personalidad sana surge durante un proceso que la hace más dueña de sí, capaz de ser auténtico, sin máscaras”. Lo cual le permite incorporar las experiencias propias, descubrirse a sí mism@ en la experiencia total de su organismo y aceptarse a sí mism@ y a l@s demás, con la libertad de ser realmente lo que es.

Las Mujeres y Hombres pasan por un proceso de de-construcción/re-construcción de su identidad sexual y de éll@s mism@s. Preguntarse acerca de sí mism@ y sobre otras muchas cosas relacionadas con ser hombre o mujer, sobre su papel en la sociedad y la significancia de serlo al interior de todos los procesos sociales de intercambio, surge como resultado de un cuestionamiento sobre la realidad de ser en sí mism@s y en su relación con l@s otr@s.

Los procesos educativos formales, generalmente no permiten un cuestionamiento a l@s educadores por parte de l@s educand@s. Lo que conduce a negar la existencia de los posibles interrogantes. Pareciera que para l@s educadoræs, representantes de muchas de las iglesias y para la sociedad en general, las personas no tuvieran la necesidad de elaborar su sexualidad, que no fuera esencial dicho proceso, que las respuestas y la sexualidad se dieran "naturalmente" en la pubertad y que por tanto, los interrogantes y temores propios de este desarrollo no necesitaran ser respondidos o re-interpretados.

Los textos escolares, los materiales didácticos y sus ilustraciones, los textos bíblicos reinterpretados por algun@s hermenéutas y escrituristas responden a una presentación y contenidos sexistas. Existe una socialización diferencial; es decir, no se interactúa con hombres y mujeres de la misma manera. Esta diferenciación es reproducida igualmente en la familia, la escuela, las iglesias, en el trabajo y en todos los estamentos de la sociedad; entonces, no es difícil que una visión y praxis sexista se perpetúe. No sólo influye en nosotr@s aquello que se nos dice, también nos afecta lo que se nos deja de decir, lo que observamos y vivimos en lo cotidiano.

Pensarse a sí mism@, implica, pensarse a partir de una diferenciación sexo-género; es decir, sobre los datos biológicos de la diferencia sexual se nos ha construido una identidad como niños y niñas, y desde esta dicotomía masculino-femenina observamos el mundo, pero sobre todo, nos observamos a nosotr@s mism@s.

La identidad particular
Implica el reconocimiento de una cuádruple construcción: 1. Lo que somos como hombres o mujeres (identidad de sexo); 2. La escogencia personal e íntima de él/la sujeto-objeto con el/la cual asumimos nuestra conducta sexual (identidad de orientación sexual); 3. Lo que somos en función de ser hombres y mujeres (identidad de género); y además, 4. Lo que nos ha tocado representar en el papel (rol de género): justificado en el "deber ser" del comportamiento de cada sexo.

La identidad particular de sexo

Implica un reconocimiento de la diferenciación anatómica entre los sexos. Ser mujer u hombre está sustentado desde nuestras características biológicas y en lo que le es "propio" a cada sexo, para éllo es necesario el reconocimiento del propio cuerpo, de su genital y de su función. En el caso de la mujer ésta identidad está signada por una de sus representaciones asumidas socialmente como más significativa: Su capacidad diversificadora de l@s humanas.

El Concepto de Sexo se refiere a los rasgos o características de naturaleza biológica que diferencian a los hombres de las mujeres. Es la conformación de los órganos sexuales, del aparato reproductivo, rasgos secundarios como la voz, el vello, la conformación ósea y muscular. Mientras los rasgos de género varían de una cultura a otra, de una generación a otra y están en transformación permanente por efecto de la cultura, los rasgos sexuales tienen un ciclo de desarrollo marcado principalmente por la edad y son difícilmente modificables. El Sexo es un punto en cualquier parte en un continuo que en sus extremos tiene a los opuestos complementarios para la procreación.

La identidad de orientación sexual

Es una escogencia íntima y excluyente que hace la persona y que por lo tanto, es clara para sí. No existe de por sí, requiere reflexión, justificación y comprensión para sí mism@ que permita hacer conciencia de él/la. Ésto significa que se identica (se asume desde sí mism@ y no en función de un modelo) como heterosexual, bisexual, homosexual o lesbiana. Para que esta identicación suceda, se necesita tomar conciencia del(-a) objeto-sujeto de su afectividad, de su erotismo y de su genitalidad.

La identidad particular en todas sus posibilidades es por tanto, como su nombre lo indica, un Proceso de Identicación, en el cual el individuo se hace eje y motor de su propia existencia, y el modelo a seguir está construido sobre sí mism@.

La identidad social

Está referenciada en primera instancia por lo que se nos asigna socialmente por el hecho de ser mujeres o de ser hombres. Desde este patrón-modelo la sociedad espera que mi identidad particular, responda a lo que élla ha asumido como lo ideal para la identidad de género, la identidad de sexo, la identidad sexual y el rol de género.

La socialización diferencial es pues, la endoculturización (la socialización en un espacio y tiempo determinados al interior de un grupo social) de lo identificado socialmente como propio del hombre y de la mujer. Es importante recalcar que únicamente será posible para la persona, identificarse en sí mism@ cuando se entiendan y desmonten los efectos de la socialización en la existencia, asumida ésta como ser único e irrepetible. Construir una identidad particular es la única posibilidad de ser. Mientras no se use la libertad de construirse, Ser se hace imposible.

2. A la Igualdad de Género

Para la mujer, Ser se ha interpretado socialmente como una posibilidad que se torna imposible sin el apoyo del hombre. Desde esta perspectiva la mujer se ha escindido y sólo se le ha posibilitado ser “media naranja”, “la costilla”, o el "poder detrás del hombre”. Construir la identidad de sexo, la identidad de género, el rol de género, la identidad sexual haciéndose eje y fundamento de su propio desarrollo, coloca a la mujer en su verdadero papel social e histórico.

¿Son mis interrogantes similares a los de l@s otr@s? ¿Es correcto imaginar, ensayar, callar, desear? ¿Ocurrió algo que me hiciera ser distinta a éllos y a las otras? ¿Soy realmente un ser diferente o soy igual a las otras y a los otros? ¿Si yo no soy un ser escindido, si yo soy una persona completa, ser como soy y lo que soy, me convierte en sujeto-objeto de vulneración? Estos interrogantes y muchos otros más a los cuales la mujer le busca respuesta tienen ahora una perspectiva diferente en su análisis: La perspectiva de género.

Para entenderla es necesario inicialmente tratar de entender ¿Qué es el género?; sin embargo, es necesario entender, comprender y asumir que la mujer no está sola, que la mujer hace parte de un quehacer social y su construcción como persona, aun cuando sea un ejercicio solidario con las otras mujeres, implica también un compromiso comunitario en el que el hombre no es el enemigo, ni la permanente reencarnación del poder y la violencia.

Mientras los mismos hombres no revisen su papel y rol de género -que no es lo mismo que machismo-; es decir, mientras los hombres no se permitan crear su propio discurso sobre la masculinidad, en lo cotidiano se seguirá tornando difícil la convivencia con otros hombres y con las mujeres. El hombre nunca podrá entenderse como el igual con el que convive y trabaja hombro a hombro, si él mismo se concibe y asume como diferente; en tal sentido el hombre debe reconocerse igual a la mujer.

El Concepto de Género

Según la Secretaría de Mujer y Género de la Consejería para la Política Social, de la Presidencia de la República en Colombia, “...Género se refiere al conjunto de rasgos adquiridos en el proceso de socialización, que diferencian a hombres y mujeres en una sociedad. Son las responsabilidades sociales, pautas de comportamiento, valores, gustos, temores, actividades, expectativas, etc. que la cultura asigna en forma diferenciada a hombres y mujeres...”. En otras palabras, es el modo de ser hombre o de ser mujer en una cultura determinada. De allí se derivan necesidades y requerimientos diferentes de hombres y mujeres para su desarrollo y realización.

La Antropóloga y feminista mexicana Marta Lamas piensa que “... Para los fundamentalistas la Categoría género resulta amenazante para el pensamiento religioso fundamentalista porque pone en cuestión la idea de "lo natural" (tan vinculado con la de lo divino), y señala que es la simbolización cultural, y no la biológica, la que establece las prescripciones relativas a lo que es "propio" de cada sexo... Utilizar la categoría género para referirse a los procesos de diferenciación, dominación y subordinación entre los hombres y las mujeres obliga a remitirse a la fuerza de lo social, y abre la posibilidad de la transformación de las costumbres e ideas. Así, la perspectiva de género se aleja de las argumentaciones funcionalistas y deterministas, y busca explicar la acción humana como un producto construido con base en un sentido subjetivo...”.

La estructuración del género llega a convertirse en un hecho social con tanta fuerza, que inclusive se piensa como natural; lo mismo pasa con ciertas capacidades o habilidades supuestamente biológicas que son construidas y promovidas social y culturalmente. Hay que tener siempre presente que entre mujeres y hombres hay más semejanzas como especie que diferencias sexuales.

La identidad de género

Se adquiere mas o menos a la misma edad en que el/la menor adquiere el lenguaje (entre los dos y los tres años). El Género es un punto en cualquier parte en un continuo en el que los extremos son lo masculino y lo femenino. La pertenencia a un determinado género l@ hace identificarse en todas sus manifestaciones: sentimientos y actitudes, comportamientos, juegos, etc., como niño o como niña (o más concretamente como masculino o femenino) y por este tamiz pasa todas sus experiencias.

El rol de género

Se forma a partir del conjunto de prescripciones y normas que dictan la sociedad y la cultura, la clase social, el grupo étnico y hasta el nivel generacional de las personas. Se puede sostener una división básica que corresponde a la división sexual del trabajo aún más primitiva: Las mujeres paren hijos, y por tanto, los cuidan; así que: Lo femenino es lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo masculino como lo público. La dicotomía masculino-femenina con sus variantes culturales, establece estereotipos, muchas veces rígidos, que condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas de las personas, al estimular o reprimir los comportamientos en función a su adecuación al género. La indumentaria (vestido y accesorios) es el elemento desde el cual se ratifica el modelo del rol de género.

Sin embargo, hombres y mujeres se autodeterminan ante dichos modelos y asumen su propio actuar del rol, llegando incluso a asumir actitudes y comportamientos que pudieran considerarse transgénero; es decir, son opuest@s a lo esperado socialmente para un hombre o para una mujer; por consiguiente se encuentran socialmente hombres con conductas de género femeninas, mujeres que asumen conductas de género masculinas, y hombres y mujeres andrógin@s en su actuar particular (un equilibrio entre lo masculino y lo femenino). Este rol de género consolida la identidad particular de género para la persona.

La Perspectiva de Género

La manera como se relacionan hombres y mujeres en los diferentes procesos sociales, ya sea como pareja, micro o macrogrupo determina las relaciones de género. Éstas están presentes en todos los ámbitos de dominio: Pareja, familia, amigos, escuela, iglesia, trabajo, política, etc.; es decir, no se circunscribe sólo a las relaciones entre personas, sino también a todos los procesos entre los diferentes estamentos y organizaciones. Hombres y mujeres están inmers@s en un sinnúmero de relaciones que también lo son de poder, dominación, dependencia, equidad, exclusión, discriminación, tolerancia, equidad, o solidaridad; cómo se manifiesten estas relaciones depende de como el género se manifiesta en los procesos de socialización.

Se ha creído que la sociedad es un grupo homogéneo y que por lo tanto, el bien social es respuesta a la necesidad particular; sin embargo, los individuos tienen necesidades y expectativas particulares y estas son diferentes en función de un amplio número de factores tales como edad, sexo, grupo social, etnia, nivel de educación, poder adquisitivo, clase social, género, conductas y orientación sexual.

Reconocer la diferencia y poder identificar esas necesidades particulares y preparar respuestas adecuadas a dichas circunstancias, favorece no sólo un desarrollo integral, sino además, una respuesta en equidad en la que l@s mismos actores sean participes en la toma de decisiones. Dicha participación debe ser equitativa, pero sobre todo responder a las necesidades particulares de cada grupo y proceso.

La perspectiva de género parte del reconocimiento de que hombres y mujeres juegan un papel determinante en el desarrollo social y en consecuencia deben tener acceso a las decisiones, los recursos, y los beneficios obtenidos. Las diferencias de sexo y género por ser procesos culturales son cambiantes, redireccionables y por tanto, no son camisa de fuerza, limitantes de la participación social, o demostraciones del ejercicio mal entendido del poder.

La perspectiva de género no es un planteamiento de uso exclusivo para los programas de la mujer. El género es también una situación que afecta a los hombres y las relaciones entre éstos y entre aquellas y como ya lo hemos venido afirmando entre éllos y éllas, por tanto, debe ser tenida en cuenta en cualquier actividad o contexto determinado y proponer soluciones pertinentes. Éllo no niega, que en algunos casos se deban proponer programas específicos para mujeres y por supuesto para hombres, por que el enfoque de género no busca únicamente resolver los problemas de la mujer; si no, establecer relaciones de equidad entre hombres y mujeres.

3. Al Fortalecimiento de la Autoestima, la Autovaloración y la Autonomía para lograr la Toma de Decisiones adecuadas en torno a la Sexualidad.

Autovaloración: El inicio de la heterovaloración

La construcción de la identidad particular y de la perspectiva de género son elementos fundamentales para la participación en los procesos de desarrollo social; sin embargo, aun cuando cada un@ de nosotr@s se reconozca a sí mism@, si no hace el reconocimiento de l@s otr@s su participación en dichos procesos surgirá de la negación de las personas sin las cuales no le sería posible el ejercicio de la democracia.

Quien no se reconoce vital pierde parte de la esencia que constituye su Ser, por lo tanto, se podría afirmar que esta persona no es. Quien no es, no existe como tal, dado que la existencia como persona (del griego: Sonar a través de) está representada por lo que en esencia somos. A pesar de que nosotr@s mism@s no nos autovaloremos o no nos autoreconozcamos l@s otr@s asumen de nosotr@s que somos personas, éll@s nos asumen persona a partir de su propio reconocimiento, nos interpretan desde sus propias vivencias y particularidades. Cada un@ de nosotr@s no es únicamente aquello que otr@s interpretan o quieren que seamos, también se es objeto de la voluntad ajena y por tanto sujeto-objeto de vulneración.

La Mismidad

Además del reconocimiento de la identidad particular, es el reconocimiento de la unicidad; de que soy un(-a) ser únic@ y que por tanto no existe nadie igual a mí: Soy irrepetible y mi proceso de desarrollo será necesario y eminentemente particular. El desarrollo implica un grado de evolución del Ser. Cada nivel de energía o de desarrollo a su vez posibilita un paso posterior (evolución). La tendencia evolutiva parece demostrar que la mayoría de los seres busca permanentemente niveles cada vez más elevados de energía (anatropía); sin embargo, algunos seres asumen procesos entrópicos, es decir, involutivos.

El proceso evolutivo de desarrollo implica alcanzar permanentemente niveles superiores; es decir, hombres y mujeres somos trascendentes. Así mismo, todo nuestro desarrollo evolutivo, consciente o no, hace parte de nuestra existencia (somos históric@s) y ésta, a su vez se encuentra determinada por nuestra condición de género y su representación en el proceso de intercambio social.

En resumen, toda mujer o todo hombre consciente de su mismidad, se fundamenta en su identidad particular, por tanto en su unicidad y en que es irrepetible, evolutiv@, trascendente e históric@. Cada un@ de nosotr@s es Ser plen@ en sí mism@.

La Otredad

L@s seres no estamos sol@s en el planeta, permanentemente estamos relacionándonos con otros seres, quienes a su vez también se reconocen en su mismidad. Entendemos a l@s otr@s como diferentes (otreidades); sin embargo, no siempre logramos asumirlos en su verdadera esencia, generalmente much@s de éll@s nos son indiferentes; incluso, parecen no tener sentido en nuestra existencia. Somos intolerantes por que al no reconocerl@s no estamos reconociendo nuestros propios límites.

Mientras el/la otr@, siga siendo "otr@", no es posible un vínculo, ya que éste implica reconocimiento, convierte al "Otro" en "Tú". Cotidiana y generalmente el trato de "Tú" a una persona connota un interés, un acercamiento, posibilitarnos ir hacia él/la, permitirle llegar hacia nosotr@s.

La Liminaridad

Es@s "Otr@s" y esos "Tú" son distintos a "Mí". Reconocerl@s en su mismidad, implica a su vez asumirlos como una unidad plena y con las mismas condiciones en las que me reconozco. Al marcar la diferencia con aquell@s "otr@s" y esos "Tú" estoy reconociendo que existe un límite. El ejercicio de ser permanentemente consiente de los límites de la inter-sujetividad en las relaciones ("Yo" - "Tú") se ha denominado liminaridad.

La Alteridad

Asumirse en un permanente juego de intercambio social en el que nuestro quehacer y cotidianidad afecta al "Tú" del otro y de la otra, y que su actuar permanentemente me afecta a "Mí", únicamente es posible desde el reconocimiento de mis propios límites: Liminaridad. Esta exploración de mi posibilidad de afectar desde mi "Yo" al "Tú" y de sentirme afectado desde su "Tú" se denomina alteridad. Dicha alteración es posible de ser analizada desde dos diferentes niveles de manifestación.
El primer nivel hace referencia a la oposición entre los mismos seres y entre éstos y las cosas, por el mismo hecho de existir. El segundo, está determinado por las cualidades particulares de es@s "otr@s" y esos "Tú"; es decir, por las relaciones planteadas desde la diversidad. Dicha diversidad nos plantea el relacionamiento desde nuestras mismidades y la posibilidad de la hostilidad, la oposición, el conflicto, la tolerancia, el respeto e incluso, nuestra propia vulnerabilidad y la de aquell@s con quienes socializamos o nos negamos a hacerlo.

El proceso de heterovaloración implica pues, la valoración de la diversidad, el reconocimiento pleno y total de es@s "Otr@s" transformándolos en nuestros propios "Tú".

4. Al libre ejercicio de la Orientación Sexual

Cada persona hace una escogencia íntima y excluyente y por tanto clara para sí, de su identidad de orientación sexual. Esto significa que se identica (se asume para sí mism@ y no en función de un modelo) como heterosexual, bisexual, homosexual o lesbiana y que hace conciencia del(-a) objeto-sujeto de su afectividad, su erotismo y su genitalidad. Esta toma de conciencia es particular y por tanto pertenece a la esfera de la privacidad, y no atenta contra la convivencia y la organización social.

Para quienes asumen que la orientación sexual es una opción, ésta se desarrolla a partir de una vivencia. Este proceso es eminentemente pregenital (sin intervención de los órganos genitales), y radica básicamente en la asunción del afecto y el erotismo; siendo concretado posteriormente, en el intercambio genital. Generalmente se contempla el análisis de la orientación sexual en personas que tienen relaciones genitales con personas de su mismo sexo, así mismo es el caso de l@s bisexuales, pero casi nunca en la heterosexualidad.

En general, en los homosexuales y las lesbianas dicho conocer no se presenta por negación de las personas del otro sexo (heterofobia), sino por reafirmación de las relaciones con personas de su mismo sexo, situación que no implica una negación total al grupo inicialmente mencionado. Hombres y mujeres son virtualmente afectiv@s l@s un@s con l@s otr@s, sin que por éllo se puedan catalogar como bisexuales.

En tal sentido, la homosexualidad, el lesbianismo, la heterosexualidad y la bisexualidad "no pueden transmitirse" por el simple compartir espacios (como si la identidad sexual fuera transmitida aerobiamente) o aprenderse -tampoco aprehenderse- de un momento a otro, pues requiere de un proceso en su construcción.

El proceso por el cual la sociedad identifica sexualmente al individuo se llama Identidad Social Sexual. La sociedad ha creado un patrón «ideal» de identidad sexual: el heterosexual, desde éste modelo, quien asuma una identidad diferente a la preestablecida socialmente, se convierte necesariamente en un ser «diferente», y por tanto marginal. Ello ha «justificado» que para algunos individuos la identidad sexual particular y la identidad sexual social no estén «sintonizadas».

En la sentencia T-539/94 de la Corte Constitucional en Colombia, que tuvo como ponente al Magistrado Dr. Vladimiro Naranjo Mesa, se afirma: "...los homosexuales tienen interés jurídicamente protegido, siempre y cuando en la exteriorización de su conducta no lesionen una conducta diferente, a la de los heterosexuales, no por ello jurídicamente carecen de legitimidad... en aras del principio de igualdad, consagrado en la Carta como derecho constitucional fundamental de toda persona humana, no hay título jurídico que permita discriminar a un homosexual..."

En la citada sentencia existe Salvamento de Voto de los magistrados Jorge Arango Mejía y Antonio Barrera Carbonell, en la que expresan: "Toda consideración basada en la conducta sexual como factor de desigualdad, lleva en sí el germen de la discriminación. La corte por tal motivo, no debe hacer análisis que partan del supuesto de tratar a los homosexuales como seres distintos a la generalidad de los humanos".

5. A Elegir las Actividades Sexuales según sus Preferencias

La preferencia sexual por personas de uno u otro sexo responde a una amplia gama de posibilidades y su reconocimiento únicamente es posible desde la exploración. Cada individuo tiene derecho a realizar cualquier práctica sexual genital de forma privada o con otras personas, si élla no es nociva para éstas y es bajo su consentimiento informado. La actividad sexual no tiene necesariamente un fin coital. Para las iglesias de contenido dogmático judeo-cristiano la genitalidad está limitada a la relación entre personas de sexos diferentes y el disfrute de ésta, es visto como una "corrupción de la carne".

Ante el caso del hombre que decide ejercer su inclinación por otros hombres, la iglesia católica sostiene en su Catecismo; "...La inclinación sexual no constituye una característica equivalente a la raza, el origen étnico u otras que se relacionen con la discriminación, por el contrario, la inclinación homosexual es una enfermedad... Como seres humanos los homosexuales tienen los mismos derechos que las demás personas... De todos modos, éstos derechos no son absolutos. Se los puede limitar de manera legitima en los casos en que existe una conducta enferma. A veces esto no sólo es legal, sino también constituye una obligación... Los homosexuales pueden participar en las actividades de la iglesia, sólo si practican la abstinencia sexual". El análisis de la iglesia católica en su Catecismo no tiene en cuenta a la mujer lesbiana ni a l@s bisexuales.

Para el análisis de la posición de la iglesia, prefiero citar textualmente al sacerdote jesuita Jhon J. McNeill en su libro "La iglesia ante la homosexualidad", cuya publicación fue autorizada por la jerarquía jesuítica. En la pág. 20 afirma: “...En 1971, el artículo de Joseph McCaffrey "homosexualidad. Aquinas y la Iglesia", publicado en Catholic World, evidenciaba que la actitud de la iglesia hacia la homosexualidad había permanecido prácticamente inmutable desde lo que escribió Santo Tomás en el siglo XIII" en tal sentido "...McCaffrey ponía en entredicho el que la visión de Santo Tomás sobre la naturaleza y la sexualidad humana en general, así como su comprensión de la homosexualidad, pudiese seguir siendo base de la valoración moral presente".

Las prácticas privadas que implican auto-agresión corresponden a la esfera de la autodeterminación y por tanto son decisión particular. Las prácticas hetero-agresivas físicas o verbales corresponden a la autodeterminación de quien es el o la sujeto-objeto de las mismas y su ejercicio sólo es posible tras un mutuo acuerdo que implica un previo consentimiento. La actividad sexual por ser una decisión particular no puede ser fruto del acoso o del abuso.

El consentimiento para ser pleno debe ser informado. Es decir, debe ser una manifestación libre y voluntaria. Para ser libre la persona debe conocer plenamente la realidad a la cual se expone y los efectos que su decisión puede tener en su salud física y mental como también en sus relaciones sociales. Todo consentimiento por tanto, debe tener como fundamento la axiología; es decir, teniendo en cuenta la naturaleza intacta de los valores que la persona aprecia y adopta. El consentimiento para ser informado, necesita además que la persona asuma su decisión comprendiendo de antemano la realidad a la que se expone, basada en lo que éllo significa para su integridad, valores y cultura.

6. Al Ejercicio Responsable de la Función Sexual en su Modo Erótico y Reproductivo (o más correctamente diversificado).

Según Camilo José Cela, el erotismo es "...el apetito sexual contemplado en sí mismo o en función de los signos, las zonas erógenas, situaciones y objetos capaces de fijar su atención o despertarlo de su sueño. Es la exaltación -y aún la sublimación- del instinto sexual, no siempre ligada a la función tenida por sexual...". El erotismo implica el reconocimiento del(-a) otr@ en toda su extensión y no únicamente en su función genital.

María Lady Londoño considera que "...La vivencia de la sexualidad debe originarse en los deseos, en la excitación, nunca en la obligación, ni en habito de la rutina, menos aun en el temor de ofender o como un acto de obediencia... para adentrarnos en el erotismo hay que aprender a desaprender constantemente, poniéndole alas a los sueños y a los proyectos de vida...".

Autorizarse a ser, implica autorizarse a sentir-se viv@, y la vida es una experiencia que sólo puede ser plena cuando nos autorizamos a vivirla. La vida no es una experiencia que pueda vivirse a medias, es la máxima y única experiencia que podemos vivir. El erotismo no está en lo dado, no es historia. El erotismo es la sensación, el sentimiento, el deseo que vivenciamos. No es una construcción terminada, es un proceso que se construye en cada imaginario realizado o no, con cada ser con quien nos permitimos fantasear, tocar, oler, mirar, saborear, oír; el erotismo es un derecho, por que nos da sentido; no es un sin sentido, porque para serlo requiere de nuestros cinco sentidos.

En el esquema judeo-cristiano la genitalidad está eminentemente ligada a la capacidad reproductiva de los individuos. Generalmente es analizada desde la perspectiva de los sexos y tiene como fin la procreación.

Cada hombre y mujer es dueñ@ de sí, de su ser, de su cuerpo. Colocar el cuerpo al servicio de la procreación, de la maternidad y la paternidad es una elección eminentemente particular y no una obligación. Paternar y maternar es un ejercicio que va delante de la capacidad de ser fecundo o fecundable, es la posibilidad de generar vida.

La unión de un espermatozoide y un óvulo, es sólo el comienzo de un sinnúmero de procesos que únicamente terminan con la muerte. Proveerlos no significa entonces proveer la vida, cuando mucho es generar la posibilidad de ésta. El compromiso de la vida entonces no radica en la posibilidad de realizar un acto genital, sino en el compromiso de generar una existencia. Que como mínimo implica dar-se continuamente y hasta cuando la vida generada sea posible y plena por sí misma.

El hecho de estar consciente de realizar un coito no implica la conciencia de ser un(a) generador(a) de existencia. En tal sentido, estar anatómica y mentalmente preparad@s para el disfrute no significa estarlo para paternar o maternar.

Como la genitalidad es un hecho disfrutable y válido en sí mismo, y diferente al decidir ser padre o madre, la procreación se convierte en un acto tan valioso por sí mismo, que debe ser validado en su propia esencia y no, como una consecuencia de otro acto, cuyo fin es totalmente diferente. L@s seres human@s no se reproducen, se diversifican; por que las vidas generadas no son idénticas a las suyas sino únicas e irrepetibles, por tanto diversas. Procrear no es entonces una diversión, sino la posibilidad de generar la diversidad.

7. A la Educación Sexual Positiva

Desde la infancia hasta la vejez, entendiendo como lo afirma Bernardo Useche que la Educación Positiva es el "...proceso formativo que le brinda a la persona según su desarrollo intelectual y emocional, los conocimientos científicos que le permiten superar la ignorancia sexual, la ansiedad y la confusión que esa ignorancia genera...".

Esta educación debe ser oportuna, laica, gradual, científica, respetuosa de la identidad particular y con enfoque de género. La educación sexual tiene sentido sí se halla en integración con la vida misma y en la vía de contribuir al desarrollo de la personalidad de hombres y mujeres teniendo como marco la autonomía, el respeto por sí mism@, y l@s otr@s, el goce, el disfrute y desarrollo de todas nuestras potencialidades como seres humanos.[12]

Los padres y madres de familia, el circulo familiar, l@s maestr@s y las iglesias en general, construyen para cada persona un itinerario y unas metas de vida enmarcadas en un esquema del “deber ser para la persona”, el cual corresponde a uno socializado de la identidad: La identidad social.

Cuando un hombre o una mujer rompe con dicho esquema, quienes se han convertido en l@s guardianæs y defensoræs de la “moral pública” pasan a su vez por una serie de procesos, hasta adecuar los comportamientos sexuales de la persona “transgresora” a su imaginario particular del “deber ser”; procesos que le son necesarios para rechazar o permitirse “aceptarla”; dicha “aceptación” sigue, durante otro tiempo, considerándola al margen hasta que es tolerada y por tanto respetada en su existencia.

Este proceso de adecuación al imaginario particular se vive como un duelo, ya que la vivencia particular de l@s otr@s se asume como una pérdida propia. Dichas pérdidas están relacionadas con el temor a que se asuman posiciones de género no esperadas para personas con determinado sexo, conductas sexuales diferentes a las de la orientación sexual heterosexual, que se niegue la posibilidad de tener hijos, o simplemente, asuma una profesión o un estilo de vida no considerados “normales” o más correctamente inmersas en la “norma social heterosexual”; es decir, siguiendo la norma del “deber ser” socializado.

Estos duelos permiten reparar las lesiones mentales autocausadas por la intolerancia al libre desarrollo de la personalidad. Para quienes la comprensión de la sexualidad se ha basado únicamente en el conocimiento de su práctica individual, aproximarse a un análisis sobre una identidad sexual en particular puede constituirse en elemento fundamental, como también es un obstáculo para el entendimiento de la propia, la de otras personas y la general.

Las personas que tienen como eje de su oficio la educación, apoyo, asistencia y asesoría a hombres y mujeres jóvenes, tienen la responsabilidad ética y moral de crear e implementar programas que brinden aceptación y sean sensibles a los requerimientos, inquietudes y necesidades de tod@s l@s jóvenes, incluyendo a los homosexuales, lesbianas y otras minorías sexuales.

Un desarrollo saludable integral, no discriminatorio y positivo, sólo es posible en sociedades, grupos laborales, familiares, educativos y de formación en que los hombres y mujeres hayan aprendido a no maltratar ni discriminar, y las "minorías" a no permitir esta situación.

Un claro indicio del fracaso en la educación sobre la sexualidad y los Derechos Humanos (en especial sobre el libre desarrollo de la personalidad, la no-discriminación, la tolerancia y el derecho a la diferencia), radica en que, se permite en todas las instituciones formativas (escuela, familia, iglesia) los abusos verbales y físicos a lesbianas, homosexuales y otras minorías sexuales, étnicas y raciales, entre otras; desde un patrón de comunicación aceptado socialmente que se caracteriza por ser marcadamente homofóbico, heterosexista é inclusive xenofóbico.

Muchas de las razones esgrimidas por quienes se consideran representantes de la ética y la moral social se basan en el desconocimiento del hecho de que la sexualidad es el componente más profundo de la personalidad humana. Ésta se desarrolla desde la más temprana infancia y continúa evolucionando hasta la edad adulta.

Si hombres y mujeres, lesbianas y homosexuales o de cualquier orientación sexual no pueden o no les es permitido asumir y vivir su sexualidad como algo hermoso y significativo para sus vidas, su crecimiento como personas y su relación consigo mism@ y con la sociedad se desarrollará de manera oculta y por tanto, con una presentación que se plantea hacia la sociedad desde una doble moral, y sobre todo, en un proceso cada vez más conflictivo y autodiscriminatorio.
8. A Espacios de Comunicación Familiar para tratar el tema de la Sexualidad.

La familia es la consecuencia de la interrelación entre quienes conscientemente decidieron generar una o más existencias, y aquell@s en quienes se diversificaron. Al hacer referencia a la vida, el autor no lo hace exclusivamente referenciando la posibilidad de existir (nacer), sino y sobre todo, en la experiencia cotidiana; es decir, en el sentido que se le da a la existencia. De ahí, que al pensar en familia, no se piense únicamente en la posibilidad de los padres biológicos, sino que se conciba como padre o madre a aquellos que asumen tal rol y a su ejercicio, es decir al maternar y paternar.

El compromiso de paternar y maternar es posibilitar la vida en sus mejores condiciones de construcción. "...El respeto entre los integrantes de la familia y la protección de sus derechos influye de modo directo en el respeto recíproco de todos los miembros de la sociedad..." La familia debe "...Garantizar su desarrollo armónico y el ejercicio pleno de todos sus derechos fundamentales prevalentes, consagrados en el inciso 1º del artículo 44 de la Carta; entre ellos, el de tener una familia y no ser separado de ella, el cuidado y el amor, la educación, la cultura, la recreación y la protección contra toda forma de abandono o violencia..."[13]

El vínculo no es únicamente posible con aquell@s quienes consiente o inconscientemente generaron el principio de la existencia, sino también y en especial con aquell@s quienes son por decisión particular padres, madres o hermanos. Es decir al entorno construido por la adopción o por el proceso de creación de una neofamilia[14].

Se entiende por neofamilia al grupo o entorno afectivo construido por una persona, luego del rompimiento familiar o por separación de la familia, generalmente por desplazamiento a otra ciudad o país, con personas con quienes tiene elementos en común, tales como la forma de producción, de estudio o de orientación sexual[15].

Es común, sobre todo en hombres homosexuales compartir afectivamente con quien fue su pareja, luego del rompimiento de la relación, estrechando así vínculos afectivos y emocionales; este proceso también se realiza con algunas personas con quienes tuvo relaciones genitales pasajeras, que no culminaron en una "relación de pareja", pero sí derivaron en una relación de lealtad. Estas personas hacen las veces de padres y hermanos con sus correspondientes roles en la consejería y el cuidado. En lesbianas y personas con otras orientaciones sexuales o vinculadas a la prostitución o al trabajo sexual también se consolidan grupos neofamiliares.

La neofamilia posibilita el diálogo sobre sexualidad y otros temas pertinentes, en mejores condiciones en que lo hace la familia; probablemente, por que en la neofamilia se parte de la sexualidad y la orientación sexual como hechos conocidos y en la familia se pretende ignorar la vida sexual activa de sus miembros. La familia, además, se rige por esquemas morales de contenido judeocristiano, que sobrevalora aspectos como la virginidad, las relaciones prematrimoniales y fundamenta su actuar y análisis en la pareja y la orientación heterosexual. La sexualidad en la familia es contemplada entonces, como una actividad sucia y pecaminosa y su vivencia como una culpa que se "debe expiar".

La familia debe reconocer su papel como célula social, e institución básica de la sociedad[16] y posibilitar una educación fundamentada en los Derechos de la persona, sin olvidar, las vivencias propias de la juventud y asumidas en la búsqueda de la consolidación de la identidad y la orientación sexual.

La valoración y el diálogo de la sexualidad deben estar de acuerdo con una visión que recupere los avances científicos, los procesos sociales y particulares, como también los cambios surgidos con el desarrollo del pensamiento con respecto a la sexualidad; para éllo, los padres y madres deben buscar actualizarse permanentemente, con una información clara, precisa y concisa, pero no olvidando sus propios principios éticos y morales; pero sí, bajo la posibilidad de permitir una dialógica de los mismos, basados en el conocimiento de que la sexualidad sólo es posible en el ser humano y es construida en el quehacer cotidiano, actividad que no es por sí misma sino que únicamente es posible en el vinculo constructivo con otros seres.

9. A la intimidad personal, la Vida Privada y al Buen Nombre.

Cada persona decide autónomamente respecto a su vida sexual, dentro de un contexto ético social y principios fundamentados en Leyes Positivas; es decir, circunscritas a la Constitución Política, y por ende a los Derechos Humanos. El ejercicio consciente de la sexualidad es racional, y por tanto autodeterminado y actuado bajo consentimiento informado.

Aun cuando hombres y mujeres seamos esencialmente iguales, las múltiples experiencias de la vida, hacen de nuestra evolución, desarrollo y existencia una historia particular. Dicha historia corresponde a su intimidad personal; es decir, a lo que decide para sí. Cada persona determina qué hace publico sobre sí o qué desea conservar de su intimidad y nadie puede hacer publica dicha información sin el consentimiento y autorización explícita de la persona directamente implicada.

Las relaciones que se establecen con nosotr@s mism@s y con otr@s sujetos están fundamentadas en la necesidad de asumirnos a nosotr@s y a l@s otr@s, de ser reconocid@s por est@s, y en la búsqueda de satisfacer nuestros deseos, afectividad, erotismo y genitalidad, teniendo como fin último, el placer o el displacer; situaciones que determinan la identidad de género y sus roles, las maneras de relacionarse e inclusive el tipo de sujeto u objeto del que o en el que se quiere obtenerlos y además cómo lograrlo: Es decir, todo lo que hace en su conjunto a la sexualidad; ésta es inherente al ser humano y está influida por el periodo prenatal, el sexo, el medio, la cultura, los entornos social, familiar, educativo, laboral y los medios masivos de comunicación.

Se considera Vida Privada lo que cada persona decide hacer o vivir en su sexualidad o en su vida en general, así sea entendido por otr@s como una autoviolencia, incluso hace parte de la vida privada de la pareja, o la familia lo que se vive en relación con otr@s (fundamentado en su intimidad). Situaciones, imágenes de video, fotoografías, cartas, diarios, no pueden ser publicados o divulgados por ningún medio sin autorización de la(-s) persona(-s) directamente implicadas.

Estrictamente hablando, se conoce como outing el proceso de dar a conocer la condición sexual (en especial la orientación sexual homosexual o lésbica) de ciert@ personaje públic@, en la creencia de poder conseguir por este medio los objetivos, generalmente bien establecidos de antemano, que de otro modo no se alcanzan.[17]

Tremendamente complejo, y con connotaciones que mezclan los derechos a la intimidad y a la información, con los objetivos, el fenómeno del outing está íntimamente ligado a la evolución de las organizaciones proderechos y libertades a lo largo del Siglo XX, pero muy especialmente desde 1990. Generalmente se relaciona el origen del outing con el rechazo Social hacia la comunidad gay que la aparición del sida causó en los Estados Unidos en los primeros 80, pero aún habrían de pasar unos años antes de que los primeros casos sonados tuvieran eco en los medios de comunicación y sobre todo, consecuencias políticas y sociales.

Mucha gente opina que el outing es siempre erróneo y contraproducente; otros lo contemplan como un arma, una herramienta que debe ser utilizada contra homosexuales y lesbianas no públic@s en su orientación sexual quienes con su actuar o posición política perjudican a otr@s, o a toda la comunidad. Los más acérrimos defensores del outing argumentan que este tipo de actuaciones debe efectivamente hacerse público, pero que utilizar el outing sólo con ese objeto significa equiparar la revelación de la homosexualidad o el lesbianismo a la imposición de un castigo; para éll@s, el fin último, del outing, aun cuando no lo justifica, es evitar la degradación que supone dar a estas orientaciones sexuales un tratamiento distinto que a la heterosexualidad, sea el que sea, en todos los ámbitos de la vida, incluyendo el que se otorga a los personajes públicos en los medios de comunicación.

Al respecto, el autor considera que la persona tiene además de los Derechos a la Privacidad, su Intimidad y Buen Nombre, el Derecho a que su imagen o parte de élla no sea utilizada por otras personas, en un medio masivo de comunicación o de circulación restringida; como por ejemplo, en un informe científico, una presentación audiovisual en un evento especializado o las memorias de un congreso, sin su consentimiento y autorización; por ser éstas, violaciones a su integridad y autodeterminación.

Cuando una imagen sea utilizada por un profesional para ilustrar una información, la utilización de dicha imagen deberá ser presentada bajo consentimiento informado y por escrito, la persona deberá conocer dicha imagen y ésta estará circunscrita a la situación particular a la que al(-a) usuari@ se le hizo referencia, y de ser posible eliminando características pudieran hacer identificable a la persona, tales como la nariz los ojos, o determinada lesión o marca en la piel fácilmente reconocibles. La persona tiene derecho a privacidad, intimidad, buen nombre y a su imagen, aun después de fallecida.

La interacción social logra que de la persona se construya una imagen socializada, dicha imagen hace referencia directa al status, que es la construcción que una persona hace sobre sí y que es reconocida socialmente.

El buen nombre corresponde al derecho que tiene la persona a conservar su status, aquello que es conocido por el público en su interacción social, se conserve y se explicite tal y como es reconocido y no como es interpretado por l@s otr@s agentes sociales. La persona tiene derecho a conservar su intimidad, su vida privada y su buen nombre; es decir, a conservarse integr@.

Para el autor[18] la “...Integridad[19] es un concepto más complejo que el de autonomía. La integridad abarca la autonomía porque la pérdida de ésta, impide que se obre como ser humano intacto y completo. Puede ser contemplada desde dos ángulos diferentes complementados entre sí: La integridad de la persona, que a su vez se subdivide en Integridad Corporal o Física, Integridad Psicológica o Mental e Integridad Social. La segunda es la Integridad Axiológica..."[20].

Integridad Corporal

Toda persona tiene derecho a conservar intacto su cuerpo; quien acceda a éste debe hacerlo bajo el consentimiento del otro o incurre en violación de sus derechos. Ésta se puede perder cuando se encuentra afectado un órgano o un proceso metabólico.

Integridad Psicológica o Mental

La unidad del propio ser con respecto a su cuerpo. La violencia física corrompe el equilibrio del ser; en cuanto a la conciencia y manejo del mismo. Nuestra propia identidad está basada en la conciencia de la mismidad y con referencia a élla, logra un equilibrio emocional; una violación a esa conciencia des-integra la unidad del ser.

Integridad Social

Todo ser está inmerso en un juego de relaciones microgrupales, grupales, sociales, planetarias, universales; y éste envuelve dentro de sí al individuo, haciendo suyas situaciones de los ámbitos de dominio en los que está inmerso. El individuo hace parte del juego bio-psico-social y, a su vez, es una resultante del mismo.

Integridad Axiológica

Cada uno de nosotros se define a sí mism@ desde los valores que ha asumido como propios, sin importar de donde éstos sean tomados. Toda interacción debe partir del respeto a los principios ético-filosóficos individuales”.

Relación entre la Autonomía, la individualidad y la integridad

Según Edmund Pellegrino[21], hasta la década de los 70´s se consideraba que en todo proceso de salud participaban tres actores, cada uno de éllos con su propia significancia moral en su manera de actuar. El/la usuari@ o paciente, lo hacía guiado por el principio de “autonomía”, el profesional, por el de “beneficencia”, y la sociedad, por el de “justicia”; sin embargo, la intervención del(-a) profesional ha cambiado en su moralidad, por que ha modificado su fundamento ético; ahora la autonomía ha desplazado a la beneficencia como primer principio de la bioética, éllo conlleva una relación más franca y abierta, y así se respeta aún más la dignidad de l@s usuari@s.

Toda intervención para considerarse ética debe respetar tres derechos: A la autonomía, a la intimidad y a la integridad, recordando que toda decisión autónoma se fundamenta en el consentimiento informado. A continuación el autor expone la relación entre estos tres elementos y sobre algunos valores y virtudes morales que apoyan la toma de decisiones y el actuar ético de las personas.

Recordemos que la autonomía es la facultad para gobernarse, dicha capacidad de autogobierno, es inherente al ser humano por tanto es tan solo una cualidad de los seres racionales. A éstos les permite elegir y actuar en forma razonable, es decir fundamentada en la razón. Dicha decisión se hace sobre la base de una apreciación personal de las futuras posibilidades y estas están evaluadas en función de un sistema propio de valores. Implica pues, la posibilidad de pensar, sentir y emitir juicios sobre lo que considera bueno para sí; esta posibilidad puede verse afectada por elementos internos o externos, tales como: Condiciones o disfunciones cerebrales, la edad, la coerción, el engaño e incluso, aun cuando se cuente con uso pleno de todas las facultades, verse impedida por la falta de la información pertinente y adecuada.

Para que un acto de un individuo sea autónomo, debe satisfacer los criterios de consentimiento informado; es decir, tener la posibilidad de decidir sin restricciones internas o externas, con toda la información necesaria y de acuerdo con la axiología; o sea, la situación particular de la persona quien decide, de éllo se infiere que la persona debe actuar fundamentada en lo que considera mejor para sí misma y no por lo que otr@s podrían considerar mejor para élla. El autogobierno está tan arraigado en el ser humano que su ejercicio constituye un derecho moral que genera para sí mism@ y con relación a los otros el deber del respeto por su propia autonomía.

El principio de la autonomía según Campbell Courtney, significa “... que debemos tratar a las demás personas con fines en sí mismos, en particular en lo que concierne a la libertad, su libertad de acción y de autodeterminación...”[22]. Por más que la persona considere beneficiosas sus decisiones para los demás, estos “bienhechores” no pueden excusarse en dichos beneficios para actuar, no importa que tan “benéficas” sean sus intensiones.

El consentimiento más que un asunto legal, es un asunto moral, y aun cuando la beneficencia también lo es, el hecho de considerar que la decisión particular beneficia a la otra persona, no justifica olvidar que es suya la decisión de recibir o no dicho beneficio. La autonomía no puede vulnerar los acuerdos y exigencias de la sociedad a la cual pertenece la persona, pues dicha vulneración atenta contra los derechos sociales; sin embargo, es necesario aclarar que no se puede ejercer el derecho a la autonomía si no se reconoce el derecho a la intimidad y se concibe a la persona como ser integro.

La invasión a la integridad que implica por ejemplo, un acto penetrativo, una práctica oral genital, o el toque que hace un profesional de la salud al cuerpo de su paciente, conlleva lo posibilidad de entender que existen invasiones lícitas a la integridad, para serlo necesitan de un consentimiento informado.

La autonomía está subordinada a la integridad; por ejemplo, no importa que el/la usuari@ de un programa considere que el aborto es una decisión correcta o que prefiere la inseminación artificial, no puede obligar a la otra persona a estar de acuerdo con dicha apreciación y menos aún a practicarlas. Se exige un respeto mutuo a la integridad, dicho respeto no implica ceder a los propios principios, por ejemplo, se conoce que una persona que vive con el HIV/sida, sostiene relaciones genitales sin protección y que con sus practicas está colocando en riesgo a su pareja; es lógico que entendamos que dicha actuación vulnera la integridad de su pareja, por tanto, el/la terapeuta está en la obligación de denunciar dicha actitud y éllo no implica una violación a la integridad de esa persona, ya que su ejercicio genital es un acto que sobrepasa su propia autonomía al ejercer una violencia a la integridad de su pareja. El paternalismo viola la integridad de la persona.

Una persona, si así lo desea, puede ceder en su autonomía si considera que su integridad está afectada y que puede mejorarse con determinado procedimiento; en ese caso en particular, la persona puede permitir que su terapeuta decida lo que “es mejor”, sólo así, el/la terapeuta pudiera traspasar sus propias barreras para decidir en nombre del(-a) otr@; recordando que la decisión que así se toma, no está hecha en nombre del(-a) paciente, por el paciente; es decir, no en lugar de éstæ, sino en beneficio de su propia decisión. Las personas inmersas en la sociedad generalmente fundamentan su decisión particular y éste se ve limitado por razones de justicia social.

La integridad es un asunto de existencia, por ser un atributo del ser humano, la integridad no se puede restringir, ya que es parte de nosotr@s mism@s. No puede ser restringida por razones de edad, por uso no adecuado ni completo de las facultades, es Inalienable, no se puede renunciar a élla; por que no se puede Enajenar, Ceder ni Transferir; es Inherente, por que constituyen un modo de ser intrínseco al sujeto.

Todo actuar en sexualidad es un compromiso ético y se fundamenta en la virtud de la integridad, para actuar integralmente, es necesaria una máxima sensibilidad moral y de respeto por la individualidad, la integridad del(-a) usuari@ de los servicios y de su autonomía.

Es importante recalcar que la manera como cada persona presenta los hechos puede “orientar” la toma de decisiones, igualmente puede lograr la significancia social que puede tener para tomar una decisión, el buen nombre de quien la apoya. Por éso, toda acción debe estar fundamentada en la virtud de la fidelidad a la confianza depositada en el/la terapeuta u orientador(-a), en su virtud de capacidad para renunciar al propio interés y mantenerse en unos contenidos humanistas, en resumen, Bioéticos.

El Secreto Profesional
Cada persona que acude a un(-a) profesional en busca de apoyo, asesoría, consejería, terapia u otra forma de atención que tenga que ver con su intimidad, honra y buen nombre, espera y confía en que aquello que diga en consulta sea respetado y por tanto no divulgado, así no haya realizado con el/la profesional un mutuo acuerdo explícito al respecto. Dicho Derecho se denomina Secreto Profesional. Según el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual [23] es: "La información reservada o confidencial que se conoce por el ejercicio de determinada profesión u actividad".

Para Lozano Bedoya, Carlos Augusto, en el documento El Secreto Profesional, publicado por la Defensoría del Pueblo[24]: "... El secreto profesional es un deber para quien por razón de su trabajo llega a tener conocimiento de asuntos que han de permanecer bajo absoluta reserva. El deber del secreto impone al confidente la obligación de ocultar no sólo aquellas revelaciones conocidas por él de manera directa. También lo agrava con el imperativo de guardar silencio aun sobre datos que se relacionen de manera indirecta con tales revelaciones...". Así mismo, según Madrid-Malo Garizabal, Mario[25]: "...Quien hace las confidencias tiene, a su vez, el derecho a exigir el respeto por el secreto de oficio, pues del silencio guardado sobre esas confidencias depende la integridad de otros derechos fundamentales del ser humano...".

La Constitución colombiana en su artículo 74, claramente prescribe: "El secreto profesional es inviolable". La Corte Constitucional en la sentencia C-150 del 22 de abril de 1993 afirma: "... Esa calidad de inviolable que atribuye la Carta al secreto profesional, determina que no sea siquiera optativo para el profesional vinculado por él, revelarlo o abstenerse de hacerlo. Está obligado a guardarlo...".

En Colombia, cualquier persona que por razón de su profesión u oficio pueda o deba guardar secreto, está protegida con arreglo al artículo 284 del Código de Procedimiento Penal. Existe en la ley la posibilidad de ser cubiert@ por las normas del secreto profesional para aquellas personas que por su actividad actúan en su papel de Confidente Necesario y que por tal razón, conocen hechos pertenecientes al fuero íntimo, personal y familiar de un(-a) tercer@. Así mismo, el artículo 26 del Código de Procedimiento Penal prescribe que, nadie está obligado a denunciar los hechos punibles eventualmente conocidos por razón del ejercicio de actividades que le impongan el secreto profesional. Aun cuando explícitamente las profesiones relacionadas con la sexualidad no se nombran en el Código de Procedimiento Penal, debido a las razones obvias de su comportamiento ético con respecto a su profesión, están cubiertas por dicho código.

Bibliografía:

THEODOSIADIS, Francisco. Alteridad ¿La (Des-)Construcción del otro?; Ed. Magisterio; Colombia 1996.
Organización Panamericana de la Salud. Bioética: Temas y perspectivas; Publicación Científica Nº 527; USA, Washington 1990.
Constitución Política de Colombia; Presidencia de la República; Colombia 1991;
VELANDIA MORA, Manuel Antonio. Desde el Cuerpo; UNDCP - Naciones Unidas, DAPC - Japón, Fundación Apoyémonos; Colombia, 1996.
LAMAS, Marta. El Género: La construcción cultural de la diferencia sexual; Universidad Nacional Autónoma de México; México, 1996.
VELANDIA MORA, Manuel Antonio. La confidencialidad: Una violación a los derechos de quienes viven con HIV/sida; Derechos Humanos y Salud; Defensoría del Pueblo, Colombia 1993.
La exclusión minoritaria y la Apuesta diferencial de ciudadanía; Revista Nova & Vetera, Nº 31 abril - junio, Instituto de Derechos Humanos "Guillermo Cano"; Bogotá 1998;
LÓPEZ C., Martha. La perspectiva de género. Presidencia de la República, Consejería para la política Social, Secretaría de Mujer y Género, Colombia, 1996.
Mi mamá me mima, mi papá fuma pipa. Presidencia de la República, Dirección Nacional para la equidad de la mujer; Colombia, 1996.

Citas

[1] Según Nino, Carlos Santiago, Etica y derechos Humanos; Ed. Astrea, 1989. "... La Autonomía Personal hace relación a que el ser humano sea el que determine y adopte libremente su plan de vida y su ideal de excelencia..." . Arias Avila, Néstor Oswaldo, considera que: "...El desarrollo de la autonomía personal está relacionado no solamente con la forma de expresión, de pensamiento y de conciencia de las personas, sino que también hace referencia al modo de vida, de comportarse y de interrelacionarse con los demás. Uno de esos aspectos es el que atañe a la vida sexual y privada de las personas..."
[2] Estos Derechos son los mismos de la Declaración Universal de 1948 que los proclama como bienes jurídicos iguales e inviolables de todos los miembros de la familia humana.
[3] Artículo 5 de la Constitución Política de Colombia
[4] Declaración de Viena de 1993.
[5] Citado por Martha López C. La exclusión minoritaria y la Apuesta diferencial de ciudadanía.
[6] Son personas, hombres y/o mujeres, que se niegan a realizar algunas actividades (Servicio militar, abortar, votar, pagar impuestos, etc.) por creer que hacerlo, va en contra de su conciencia; en Colombia y en algunos otros países generalmente se hace referencia a los que rehusan ser incorporados al servicio militar y/o la lucha armada.
[7] AMNISTÍA INTERNACIONAL, Rompamos el silencio, febrero de 1994.
[8] El Editor, retoma la propuesta de LOUISE L. HAY (El sida, Cómo abordarlo de manera positiva, Ed. Urano, 1990) de escribir sida en minúsculas -aunque es sigla-, para así, quitarle en parte desde el lenguaje, la connotación terrorífica.
[9] Gay Related Inmmuno-Deficience
[10] Desde el Cuerpo, Velandia Mora, Manuel Antonio; UNDCP/Naciones Unidas, DAPC/Japón, Fundación APOYÉMONOS. Colombia 1996
[11] DEFENSORÍA DEL PUEBLO; Su Defensor, mayo 1995.
[12] Para pensar la educación sexual; Moncayo, Carmen Celina; Su Defensor, Nº 2 Septiembre de 1993.
[13] La Protección construccional de la familia; Díaz, Marta Elena; Su Defensor, Nº 6, enero de 1994; Defensoría del Pueblo, Bogotá 1994
[14] El concepto de neofamilia fue elaborado por el autor en 1988 y publicado inicialmente en el texto Aspectos sociológicos, seguimiento y tratamiento de pacientes con sida; Revista Avances en Enfermería; Volumen VI, Nº 1, Enero - Junio, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Enfermería, Bogotá, 1989
[15] Ningún instrumento internacional de Derechos Humanos incluye la Orientación Sexual entre aquellas condiciones individuales que jamás deben ser tomadas en cuenta para establecer distinciones, exclusiones, restricciones o preferencias. Sin embargo, esa orientación está comprendida dentro de las que los artículo 2,1 y 2,2 del P:I:D:C:P abarcan al hacer referirse a cualquier otra "condición social"; Tamayo, Marta Lucía. Tomado de La Discriminación por causa de la orientación sexual; Su defensor, Año 2, Nº22; Defensoría del Pueblo, Mayo de 1996. Las sentencias T-97 de 1994 de la Sala Tercera de Revisión de la Corte Constitucional habla explícitamente de la homosexualidad como una situación que "... entra en el ámbito de protección y, en tal sentido, ella no puede significar un factor de discriminación...". La sentencia T-539 de la Sala Novena de revisión del mismo año dice "...No hay tñitulo jurídico que permita discriminar a un homosexual..."
[16] Artículo 5º Constitución Política de Colombia
[17] El término outing (de out: sacar, salir a la luz), fue acuñado por la revista Time, y en concreto por el periodista William Henry III, en 1989.
[18] Velandia Mora, Manuel Antonio. La confidencialidad: Una violación a los derechos de quienes viven con HIV/sida; Derechos Humanos y Salud; Defensoría del Pueblo, Colombia 1993. [19] Integridad: Etimológicamente, el término integridad proviene del Latín integer, y significa totalidad, entereza o unidad intacta.
[20] Integridad Axiológica: la naturaleza intacta de los valores que apreciamos y adoptamos.
[21] Bioética: Temas y perspectivas; Organización Panamericana de la Salud, Publicación Científica Nº 527; USA, Washington 1990.
[22] op.cit. Bioética.
[23] Ed. Heliasta, Buenos Aires, 1986.
[24] Su Defensor ; Nº 9, abril de 1994.
[25] Derechos Fundamentales, Ed. ESAP, Bogotá 1992.

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